En los niños y niñas con autismo la falta de juego simbólico constituye parte de las alteraciones sociales asociadas.
Comenzar a trabajar este ámbito requiere, en primer lugar, que el adulto establezca una buena base de interacción, tras lo que será más sencillo lograr que el niño o niña nos imite y, a partir de ahí, ir avanzando para conseguir que estas acciones aprendidas se transformen en lúdicas e imaginarias.
Se ha de trabajar de forma explícita y sistemática, partiendo de objetos interesantes para él o ella, con el fin de ir desarrollando amplitud de conductas imitativas desde sus intereses. Poco a poco se han de ir creando variantes de juego, desde la manipulación simple o juegos de causa-efecto para pasar al juego deductivo, al juego funcional y al denominado juego simbólico.
Una vez que logramos que nuestro alumnado desarrolle actividades cada vez más simbólicas estamos favoreciendo su potencial cognitivo, su flexibilidad mental y la mejora del lenguaje.
Por ello, con una buena base, materiales como estos nos ayudan a trabajar día a día objetivos para potenciar:
- La respuesta adecuada ante diferentes situaciones sociales.
- Aprendizaje de conductas adaptativas.
- Anticipación de situaciones.
- Desarrollo de conductas afectivas,
- Aprendizaje de los diversos papeles sociales o de roles.
- Desarrollo de la Teoría de la Mente.
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